Chocolate caliente para días fríos

-¡¿Ale as visto que día?! Le quita la alegría a cualquiera.- dijo Olivia enfadándose con el tiempo.
-Aja…- contestó Ale removiendo lentamente su chocolate caliente sin escuchar demasiado a su amiga.
-Encima mira mi pelo, encrespado ¿y si por casualidad veo a Fran, que? ¡No me puede ver así! Que pensaría. – se comenzó a preocupar.
- Tranquila Oli, estás guapa de todas las maneras. Fran el primero que opina así. No se como os aguantáis si vuestros ojos dicen que os queréis comer la boca¿ A qué esperáis?
- No es tan fácil Ale,ja lo sabes…- desvió la mirada hacía la lluvia. Su amiga hizo lo mismo.
- A mi me gusta- dijo sin esperar respuestas.
-El que?- pregunto extrañada Oli.
-La lluvia.
- Y porque? Yo no le veo nada positivo- refunfuñó tocándose el pelo.
-Me gusta ver resbalar las gotas de agua, hoja tras hoja. Que me empapen. Empaparme. Sentirme libre. Me gusta perseguir gotas tras el cristal- y mientras hablaba iba jugando a perseguir las gotas – y ver como se van juntando unas con otras. No se me gusta. Sin más.- En verdad le gustaba por más cosas que si amiga no savia aún. Como ese beso robado entre las calles de Barcelona un día atrás.
-Veámonos antes de que llueva mas y no podamos salir de aquí.

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