“Vísteme despacio que tengo prisa”
-Qué nos a pasado Nana?- No necesitaba respuesta. Sabía perfectamente que esto había llegado a su fin; su maleta lista encima de nuestra cama también. Le abracé como nunca lo había hecho antes. Fuerte, muy fuerte. Queriendo tenerle junto a mí, pero ya se había ido lejos. Muy lejos.
-Fuimos los hijos que nadie quiso.
-Pero nos supimos querer- Y se marchó dejándome la humedad en el hombro de las lágrimas de impotencia que volvían a mí. De las noches vacías y de los extraños que decían conocerme. Aquellos que a veces dormían en mi cama y en mi casa. Nuestra casa.
“Cuando crees que conoces todas las respuestas viene el universo y te cambia todas las preguntas"
No hay comentarios:
Publicar un comentario