-Pero nos supimos querer

La vela de nuestra pasión se consumió al ritmo de la pólvora pero no lo quisimos ver. Por las noches ya no me arrimaba inconscientemente, mientras dormía, buscando el calor de tu corazón. Éramos como dos extraños. Dos latentes corazones convertidos en estatuas. Sin poder latir, sin sentir. Y antes de que nos quisiéramos dar cuenta era demasiado tarde. Por las prisas, estropeamos todo aquello que siempre habíamos querido. Pero no, no lo quisimos ver. Tanto esfuerzo para nada, tanto sufrimiento en vano. Tanto y en tan poco tiempo….

“Vísteme despacio que tengo prisa”

-Qué nos a pasado Nana?- No necesitaba respuesta. Sabía perfectamente que esto había llegado a su fin; su maleta lista encima de nuestra cama también. Le abracé como nunca lo había hecho antes. Fuerte, muy fuerte. Queriendo tenerle junto a mí, pero ya se había ido lejos. Muy lejos.
-Fuimos los hijos que nadie quiso.
-Pero nos supimos querer- Y se marchó dejándome la humedad en el hombro de las lágrimas de impotencia que volvían a mí. De las noches vacías y de los extraños que decían conocerme. Aquellos que a veces dormían en mi cama y en mi casa. Nuestra casa.

“Cuando crees que conoces todas las respuestas viene el universo y te cambia todas las preguntas"

No hay comentarios: