Enero no es tan frío desde que te conocÍ



El tenue ruido de todo aquello que la rodeaba comenzaba a introducirse en su mente. Poco a poco volvían a activarse cada uno de sus sentidos. Primero fue el oído, podía escuchar intermitente un sonido irritante que entraba sin cesar en sus oídos. Al son podía intuir una conversación no muy lejana. Aunque escuchaba, no entendía. Un gusto amargo le inundó su boca, no sabía porque pero tampoco se preocupó demasiado. Podía notar como alguien le estrechaba la mano con mucha fuerza. Era él, sin duda. El calor y el amor que le transmitía era inconfundible. Quiso abrir los ojos para que todos se dieran cuenta que ya había despertado pero no. Decidió quedarse así unos minutos más. Le gustaba con la fuerza que le cogía la mano. Como si así consiguiera que no se fuera a ningún lado. Le apretó ella también.

-Abril? Has despertado? Dime que si por favor, dime que si...- Le apretó con aún más ímpetu. Ella sonrió; eso le gustaba. Abrió los ojos.- pensaba que esta vez no volvías.

Al rededor suyo podía ver los restos de unas Navidades sin ella, unas Navidades de Hospital.

-Tápate que Enero es muy traicionero.- Le extendió cariñosamente una manta alrededor de su cuerpo. La ajustó bien para que no entrara frio. Y le dio un suave beso en la frente.

-Enero no es tan frío desde que te conocí- Murmuró yno pudo evitarlo, le besó en la boca. Lo necesitaba para quitarse ese sabor amargo de aquella pesadilla que llegaba a su fin.

Como en los cuentos de hadas. La princesa recibió el beso que la hizo librarse de la maldición. Aunque esto era la vida real y fue ella quien le besó.

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