Un día te das cuenta, que sigues siendo el mismo, la misma. Con las mismas inseguridades que un día te propusiste quitar, con esas ganas de querer algo que ni tu misma entiendes. Sigues en el mismo puto sitio del que te quisiste marchar. Y te das cuenta de que no lo hiciste y sigues con las mismas preguntas y sin respuestas. Sigues la monotonía que te mata cada día tan solo abrir los ojos. Y los cierras, deseando que todo cambie. Pero no. La gente sigue en ese maldito falso mundo individualista y feliz. Pero tú no, tú no eres feliz y no lo entiendes. Te rodeas de esa maldita gente, que por lo menos hace pensar que no estás tan solo, aunque sea en la estricta definición de la palabra. Y les sonríes, como queriendo decir “despierta de esta puta mentira” pero no. Parecen tan felices que hasta te dan lástima. Y te preguntas si valió la pena despertar de esa monotonía si nada te hace sentirte vivo. "Mejor eran las banalidades que creías sentir que esto de no sentir." te dices.
Y así está tu vida, el mundo sigue en su mundo y tú sigues observándolo, quieta, parada, en el mismo lugar de siempre. Te preguntas ¿existe? Existe algo mejor, algún abrazo que no sea tan frío, alguna pregunta que de verdad quiera escuchar la respuesta.
En definitiva, alguna persona más, que como tú, mire al mundo como un espectador de una obra que nunca contó con ella.
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