Comencemos por lo único que es verdad: la vida se acaba. El único hecho seguro que tenemos es morir.
Tarde o temprano, de manera natural o por mil motivos.
Si muero, sólo busco un motivo para vivir. Para no buscar las respuestas a todo aquello que nunca podré entender.
Sólo busco el significado de mi existencia, del respirar sin pausa.
Y eso, eso es lo que me das tú. Así que sonríeme y tendré motivos para comerme el mundo.
Sin ataduras, sin complicaciones, sin prisas... sólo sonrisas que hagan que te quiera, de cualquier manera.
Porque sin amor no hay vida. Y sin vida, ¿qué nos queda?
Eso es, nada. Debemos aprender a vivir, y a querer.
Aunque siempre me he preguntado si sería mejor hacerlo todo a la vez o por partes. No sé si me explico.
Quizás sea mejor querer a ratos como tú sólo sabes.
Y es que el amor duele, al igual que duele pensar que no me quieres.
¿No fui suficiente para ti?
Ahora me paso las noches enteras bebiendo. Intentando olvidarte. Intentando seguir viviendo.
Y bebo con el fin de acabar en el suelo desmayada, como si me fuese a morir.
Desde que me dejaste siempre lo he pensado; puestos a morir, prefiero que sea de amor, ya que eso me demostrará que he vivido.
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