Y que nos queda después? El
vacío, la ausencia, la nada, el frío. La sensación de estar tú enfrente del
desierto. Sólo, aturdido y desorientado.
Con sed de algo que te llene otra vez, te vuelva a dar vida. Que te haga sentir
y te de motivos para levantarse. Pero
cuando llegas a este punto… no sientes nada. Un latido que sólo te da fuerzas
para respirar. Y duele, todo duele. Nos queda mirar hacia arriba, porque hacia
abajo ya no se puede. Sólo nos queda las ganas de volver y remontar para poder
sentir lo mismo, otra vez. Pero diferente. Y no hablo del amor o de las prisas.
Hablo del alma, del vivir. Del querer y el poder, de las sonrisas y las ansias,
la alegría y la satisfacción. De todo
aquello que nos hizo sentir.
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