Y por una vez, fui valiente:
- Ya nos hemos devorado bastante con la mirada, no crees? –Le dije en voz baja entre todo aquel enloquecedor ruido. Sólo hizo falta un simple roce para que todo estallara. Un leve contacto entre tu y yo fue la
chispa, el reactivo de nuestra propia fórmula química.
Nos quitamos la ropa y la temperatura subió hasta perder el control. El alcohol hervía por nuestras venas. Y te agarré como no había agarrado nunca a nadie. Por un instante creí que te desharías entre mis manos. Pero no, esto fue real. Más que algo carnal y sexo sin control. Una dosis de adrenalina. De pasión mejor no hablar porque nos sobraba; nos sobraban las ganas de comernos desde hacía tiempo.

No hay comentarios: