Selene

Selene era fuerte, demasiado incluso. Se había convencido que todo aquello algún día llegaría. Pero la paciencia no era su mayor cualidad. Al igual que cuando hacia tortitas, las ganas le podían, y siempre le salía demasiado crudas. Pero no le importaba, se había acostumbrado a ese sabor agridulce que desprendía y a su extraña olor. Eran su propia versión de la realidad. Selene sonreía siempre. “nunca sabes quien se puede enamorar de tu sonrisa” se decía a si misma con un pícaro tono. Pero por las noches aunque no lo admitiera, tras las mantas de su cama fría, lloraba. Encogida y temblando se preguntaba el porqué, pero, cogía fuerza y tragaba saliva. El tiempo le quería dar una lección pero sus fuerzas ya le tambaleaban. La fina línea entre ella y la nada cada vez se afinaba más y más. Su vida era como el frio que no hiela, como el mar que no ahoga y los arboles que no florecen. Un monótono transcurrir de días y estaciones.
Y si te fijabas lo podías ver. Su sonrisa se tambaleaba en sus labios. Quise decirle “No, por favor. Aguanta tú puedes, eres grande, eres preciosa, eres fuerte!” pero no hubiera servido de nada. Estaba tan ensimismada en aquella ausencia que no hubiera escuchado ni una de esas palabras. Quizás porque las tendría demasiado escuchadas. Cada mañana se las repetía antes de poner un pie en el suelo. Era como su tono de despertador integrado en esa cabecita que sonaba al son de la lluvia. “Despierta princesa, ponte tu mejor sonrisa y sal a conquistar corazones, brilla sólo como tu sabes. Arriesga para ganar que si tú quieres, puedes. ”Sonaban tan falsas aquellas palabras… pero era lo único que podía hacer para sobrevivir en esto llamado mundo.
No lo entendía y prefería no pararse a entenderlo; podría ser mas duro. Llego a tal punto que ya dudaba hasta de si misma, de sus fuerzas, de sus palabras y de sus cualidades. En definitiva ella no era tan fuerte como le gustaba aparentar.
Selene sólo quería jugar como los demás. También quería jugar a eso llamado amor, a querer, a besar, a follar sin control, a recordar, a llorar, a abrazar en la penumbra, a mirar, a los calentones, a las palabras bonitas y las malas decisiones. Estaba cansada de ser el segundo plato, el polvo de una noche, la que no le importa sentarse detrás, al cigarrillo de después, la que finge estar bien…

1 comentario:

Mi mundo Irreal ಌ dijo...

La entiendo muy bien! me encantó, besos ♥