Como perder la vida misma.

Siempre tienden a comparar a la vida con un camino, un camino que va cuesta arriba con pequeñas bajadas a las que llamamos felicidad, no es un camino solo y tenebroso; pero está llenos de senderos que vienen y se van, lleno de charcos y puentes peligrosos y es verdad que todo depende con los ojos con que lo mires pero el camino nunca tenderá a oscurecerse si tu no lo deseas, nunca tenderá a alejarse de los demás si tu no tienes miedo. Siempre tienden a comparar a la vida con un camino y nosotros al caminante de éste, que si paramos nunca llegaremos al final, si nos rendimos no podremos continuar observando éste espectacular paisaje, incluso bajo la lluvia, incluso bajo la nieve, incluso bajo el viento nosotros caminamos; porque para eso nacemos para vivir o en este caso caminar. Pero que pasa cuando los senderos nunca son correctos, cuando están llenos de zarzas, cuando te ofrecen frutos venenosos, nos paramos a preguntar si de verdad existirá alguno que nos acorte este camino, alguno que nos dé un plus de energía cuando ya estemos totalmente agotados. Que pasa si decidimos dejar la toalla incluso antes de comenzar, es entonces cuando paramos; cuando morimos. Y sí podemos continuar viviendo sin esperanza pero es como haber muerto porque si todo pierde su significado de qué sirve vivir sin razón alguna? Es como pararte en medio de este camino, no morimos pero sí perdemos las oportunidades que el resto del camino tiene para nosotros porque nunca llegaremos a ellas. Siempre tienden a comparar a la vida con un camino, a nosotros al caminante de éste y yo comparo la fuerza por seguir en él con la esperanza porque sin ésta no hay ni camino; no hay vida.



Por eso nunca pierdo la esperanza, porque perderla es como perder la vida misma.

1 comentario:

Belén dijo...

Me gustan esas comparaciones, como has pasado muchas experiencias de la vida a un simple camino y la reflexión del final sobretodo.
Me gusta la foto de tu cabecera :)
¡Nos seguimos leyendo!^^